cerezas. Nunca discutí con él sobre la dificultad de la vida. Empecé a trabajar como un hombre cuando tenía ocho años. Siempre vivía con responsabilidades serias que afectaban el bienestar de muchas personas y por esa razón pensaba, que entendía lo que mi padre quería decir. Pero ahora, de vez en cuando, me hallo usando esos mismos refranes. Los años me han hecho apreciar un poco más de lo que mi adolescencia no pudo captar: la vida es seria y es dura. Como pastor, paso horas cada semana aconsejando
Page 11